el psicópata de Coraje, el perro cobarde

Famosa serie animada Coraje, El Perro Cobarde

En dicha serie uno de los personajes que cae en la característica de ser un humano pero con un físico inquietante es el llamado Fred, descrito como joven alto y encorvado que ejerce de barbero.


Es muy delgado, con el cabello rubio y alborotado, con una gran sonrisa malévola llena de dientes medio chuecos, con una camisa blanca, corbata violeta y saco de color verde oliva y un maletín donde llevaba sus implementos laborales. Tiene una obsesión compulsiva llamada tricotemnomanía, la cual consiste en cortar totalmente el cabello de cualquier ser vivo.

Fred escapó del manicomio donde se encontraba por su ya fatal hábito de cortar cabello el cual ya lo había desequilibrado un poco. Su obsesión la había llevado a cortarle el cabello a su hermosa y rubia novia llamada Bárbara, a su hámster rosada, a muchos clientes en la tienda donde trabajaba como barbero y a muchas personas más que cayeron en sus manos.


Pero la realidad acerca de este personaje es otra..

La verdadera historia es que en el año de 1988 hubieron muchos casos sin resolver de desapariciones en New York, en el barrio de Tribeca. La zona antes era un distrito industrial que con el tiempo han pasado de ser almacenes a departamentos.

Allí vivía y trabajaba un hombre de origen austriaco que fue uno de los primeros sospechosos de los casos sin resolver por su misterio inquietante. Era delgado, con el cabello negro y una gran e incómoda sonrisa que, al igual que Fred, tenia tricotemnomanía. Había sido expulsado de varios lugares y eso lo había desequilibrado un poco. Fue investigado con gran detalle y determinación y encontraron algo aterrador e interesante.


Él no solo era el culpable de los casos sin resolver, sino que también era un asesino serial y piromaníaco. Su modus operandi era contactar a las personas con el cabello largo, personas peludas o con mascotas, sin importar su género y llevarlas a su casa luego de obtener confianza con la excusa de una deliciosa cena típica de su país. Luego de envenenarlas con la comida o cortarles la garganta con su navaja de barbero o ahogarlos con sus largas y delgadas manos, los despojaba de su ropa y los acostaba desnudos en su cama en donde los rasuraba completamente, quitándole hasta las cejas y pestañas. El cabello y vello lo recopilaba debajo de su sábanas y de su colchón cuando ya era demasiado. Los cuerpos eran picados cuidadosamente y quemados, y a veces eran llevados al refrigerador donde se mantenían congelados.


El caso solo fue conocido por los policías y los familiares, los cuales algunos mencionaron lo ocurrido a vecinos y de igual manera la situación se supo, pero algunos lo consideraban solo un rumor o una impresionante historia de miedo. La verdad fue que tuvo un juicio casi secreto y lo declararon culpable por demencia total, desterrándolo a su país y trasladándolo a un asilo mental llamado Hellingly Hospital, en Inglaterra.

Allí su estadía complicó todo en el gran establecimiento médico. Indicaba que en las noches una persona lo visitaba, no lo dejaba descansar y que tenía un humor bastante difícil. Al tratar de hablar al respecto se negaba a hacerlo, quizás por algún miedo desconocido o por razones de su desequilibrio, además lo que mencionaba acerca del visitante no tenia sentido, indicaba que era una figura que olía muy mal. Fue esa la razón del ingreso de éste a una sesión de terapia hipnótica donde el resultado no fue el esperado, la hipnosis fue más allá y perdió el juicio, habiendo un desajuste en su voz y tirándose al suelo golpeándose una y otra vez. Los golpes fueron muy violentos y fuertes, ocasionándole graves heridas y daños. Murió tres días después.

Los pacientes comenzaron a quejarse también de un visitante nocturno con las mismas características indicadas en su momento, y pronto los suicidios se hicieron presentes cada día por un tiempo aproximado de cinco meses, y no solo eran los pacientes sino también entre el personal del asilo. La decadencia fue elevándose hasta los dos años y medio siguientes cuando el asilo cerro sus puertas.

La realidad a veces supera la ficción. Fred existió, pero de una manera muy diferente a lo mostrado; su nombre era Emmanuelle Darri Martin.