Jeffrey Dahmer: El necrófilo descuartizador que quería revivir a los muertos
Jeffrey Lionel Dahmer, a veces apodado "El caníbal de Milwaukee", era un asesino en serie necrófilo , efebofílico, hebefílico y caníbal estadounidense, violador en serie y envenenador. Y es que, además de hacerse famoso por comerse los cerebros de aquellas personas a las que asesinaba (todos ellos parejas homosexuales que pretendía mantener siempre consigo) y querer revivir a los muertos, este estadounidense se caracterizó por desmembrar a sus víctimas.
Nació el 21 de mayo de 1960 en un hogar donde la relación entre sus padres no era la mejor. Fue compuesta por un investigador químico y una mujer emocionalmente neurótica y autocompasiva. Era un niño tímido y solitario, que temía el abandono y daba la impresión de estar indefenso.
Pronto, se interesó por la anatomía animal. En el sótano de su casa, salvó una gran cantidad de huesos de conejos, gallinas y otros animales, sintiendo mucha curiosidad por ver el interior de los animales vivos que mantenía en cautiverio.
Su mamá tuvo que estar en cama el resto de sus días por haber ingerido gran cantidad de tranquilizantes y otras drogas, situación que lleva a Dahmer a un total aislamiento.
Comenzó a beber y a masturbarse compulsivamente usando revistas de homosexuales o mirando las entrañas del animal muerto. Cuando tenía 16 años solía ir borracho a clase, donde solo tenía un amigo que era traficante de marihuana y al que veía a diario. El joven se refirió al alcohol como su “medicina”, que él mismo recetó para calmar sus momentos de angustia.
Cuando su papá se fue de la casa, el niño se vengó recogiendo hombres solitarios en la calle a los que les dio refugio y mató, y luego metía el cuerpo en una bolsa de basura y los arrojaba a un abismo.
Más tarde, entró en una crisis depresiva y su papá lo envió a la Universidad. Allí también fue rechazado por su continuo estado de embriaguez, y en diciembre de 1978 su papá lo obligó a hacer el servicio militar, pero sus continuos problemas no le permitieron terminarlo. Cuando salió, decidió vivir con su abuela, cuando mostró una posible reinserción, ya que comenzó a ir a la iglesia, a leer la Biblia e incluso a reducir su consumo de alcohol y a buscar trabajo en una fábrica.
Poco tiempo después, volvió a empezar con sus malas acciones, y acudía con frecuencia al Sauna de Milwaukee, donde muchos homosexuales se reunían para tener citas anónimas e impersonales, pero le costaba eyacular mientras su pareja estaba despierta. Esto lo llevó a darles drogas antes de tener relaciones sexuales con ellos. Más tarde, consideró más apropiado buscar cadáveres para satisfacer sus instintos sexuales.
En septiembre de 1986, fue detenido por exhibicionismo indecente y esta situación obligó a las autoridades a entregarle su primer análisis psicológico, que dieron como resultado que se trataba de una persona peligrosa.
Un año después, Dahmer se despertó con un cuerpo ensangrentado, pero él dijo que no recordaba nada de lo que sucedió esa noche. La parte que revivió es cuando guardó el cuerpo en el armario y salió a comprar una maleta grande para trasladar el cuerpo a la casa de su abuela. Allí, lo guardó en el sótano, lo desmembró, envolvió la cabeza de la víctima en una manta y lo guardó en un estante, luego hirvió la cabeza.
Después de eso, Dahmer comienza a matar cada vez que tiene ocasión. Siguiendo el mismo modus operandi: primero coquetea ofreciendo sexo, les ofrece beber (con somníferos) y finalmente, los estrangula. Después de matar a la víctima deja de abrazar el cuerpo pensando en cómo mantener la cabeza para formar un altar en una habitación decorada con huesos.
A veces se bañaba en compañía de cadáveres. En la nevera guardaba el corazón de los muertos, las calaveras en el archivo y en la cama un cuerpo descompuesto. Así lo dijo el policía que registró su casa horrorizado, y que logró su detención el 23 de julio debido al testimonio de otra víctima que logró escapar de su casa.
Doxtator fue la tercera víctima de Dahmer. Doxtator fue atraído a la casa de Dahmer con la promesa de $ 50.00 si posaba desnudo. Dahmer lo drogó y estranguló, deshaciéndose de sus carnes.
Jeffrey Dahmer y los Medios
Debido a lo escandaloso de sus asesinatos el caso del “carnicero de Milwaukee” tuvo mucha cobertura por parte de los medios, en especial en Estados Unidos.
La imagen de Jeffrey salió dos veces en People.
Su última víctima fue un hombre negro. Y la mayoría de sus víctimas tenían este color de piel.
Imágenes de la policía sacando el frigorífico y la tina de ácido, donde el asesino guardaba partes de cuerpos humanos. De la casa de lo Dahmer donde grababan diferentes medios. Su juicio también fue grabado en video.
El dolor de las víctimas de los familiares durante el juicio fue el principal interés de la noticia.
Salieron dos películas sobre el caso del asesino de Milwaukee. Uno de ellos en Estados Unidos en 2002 dirigido por David Jacobson e interpretando el papel de Jeffrey Dahmer Jeremy Renner.
Jeffrey Dahmer se hizo tan popular que incluso salió la camiseta.
También salieron libros
Así explicó lo que sucedió en la entrevista con Ressler (una charla que puede encontrarse en la página de «Criminalia»):
Ressler: Tenías unos dieciocho años cuando cometiste el primer asesinato, ¿no es cierto?
Dahmer: Antes llevaba un par de años teniendo la fantasía de encontrar a un hombre guapo haciendo dedo y (pausa dramática)… gozar sexualmente de él (…) Ocurrió por casualidad una semana que no había nadie en casa. Mi madre estaba fuera con David, en un motel a unos ocho kilómetros; yo tenía el coche, eran más de las cinco de la mañana y regresaba a casa después de haber bebido.
No buscaba a nadie, pero a un kilómetro de casa, lo vi. Hacía dedo. No llevaba camisa y era guapo. Me sentí atraído por él. Pasé por delante de él, frené y pensé: «¿Qué hago? ¿Lo hago subir o no?» Le pregunté si quería fumar un porro y él respondió: «¡Estupendo!» Fuimos a mi habitación, bebimos unas cervezas y en el rato que pasamos juntos vi que no era gay.
No sabía cómo retenerlo, más que agarrando la barra de las pesas y golpeándolo en la cabeza. Luego lo estrangulé con la misma barra (…) Estaba muy asustado por lo que había hecho. Anduve un rato de un lado para otro por la casa. Al final me masturbé (…) Más tarde bajé el cadáver al sótano. Me quedo allí, pero no puedo dormir, vuelvo a subir a la casa. Al día siguiente tengo que pensar en una manera de deshacerme de las pruebas. Compro un cuchillo de caza. Por la noche vuelvo a bajar, le abro el vientre y me masturbo otra vez.
Ressler: ¿Te excitó sólo el físico?
Dahmer: Los órganos internos.
Ressler: ¿Los órganos internos? ¿La acción de destriparlo?
Dahmer: Sí, luego le corto un brazo. Luego todo el cuerpo en pedazos. Meto cada trozo en una bolsa y después todo en tres bolsas grandes de plástico para la basura. Pongo las bolsas en la parte trasera del coche y me voy a tirar los restos a un barranco, a quince kilómetros. Son las tres de la madrugada. Voy por una carretera secundaria desierta y, a mitad de camino, me para un policía, por ir demasiado a la izquierda. El agente pide refuerzos. Son dos. Me hacen la prueba de alcoholemia. La paso. Iluminan el asiento trasero con la linterna, ven las bolsas y me preguntan qué es. Les digo que basura, porque cerca de mi casa no hay ningún vertedero. Me creen a pesar del olor.
Me ponen una multa por circular demasiado a la izquierda… y vuelvo a casa (…) (Las bolsas) las volví a dejar en el sótano. Agarré la cabeza, la lavé, la puse en el suelo del cuarto de baño, me masturbé; luego volví a meter la cabeza con el resto de las bolsas, abajo. A la mañana siguiente… metí las bolsas en una tubería de desagüe enterrada que medía unos tres metros. Aplasté la entrada de la tubería hasta cerrarla y las dejé unos dos años y medio dentro.
Ressler: ¿Descubriste que en los bares era fácil conseguir que alguien se fuera contigo?
Dahmer: Exacto. Era un muchacho muy guapo. Le invité a la habitación del hotel. Estuvimos bebiendo. Yo tomaba Coca Cola con ron de alta graduación. Le hice beber a él también y se quedó dormido. Yo seguí bebiendo y debí de quedarme en blanco, porque no recuerdo nada de lo que ocurrió hasta que me desperté por la mañana. Él estaba tumbado de espaldas, con la cabeza colgando del borde de la cama; yo tenía los antebrazos llenos de contusiones y él algunas costillas rotas y otras lesiones. Al parecer, lo había golpeado hasta matarlo (…) No recuerdo haberlo hecho y no tenía ninguna intención de hacerlo (…) Estaba horrorizado. Pero tenía que hacer algo con el cadáver.
Lo encerré en el armario, me fui al centro comercial y compré una valija grande con ruedas. Lo metí dentro. Reservé la habitación para otra noche. Me quedé ahí sentado, aterrorizado. La noche siguiente, a la una de la madrugada, abandoné el hotel, pedí al taxista que me ayudara a meter la valija en el portaequipajes, y me dirigí a casa de mi abuela. Escondí la valija en el sótano y lo dejé allí aproximadamente una semana.
Ressler: ¿Y no despedía ningún olor?
Dahmer: No, porque hacía frío. Era la Fiesta de Acción de Gracias y no podía hacer nada porque iban a venir unos familiares de visita.
Ressler: ¿Por qué no dejaste el cadáver en la habitación?
Dahmer: Porque estaba a mi nombre.
Ressler: Sigamos. Tienes el cadáver escondido allí abajo una semana…
Dahmer: Mi abuela sale un par de horas para ir a la iglesia, y yo bajo a buscarlo. Agarro un cuchillo, le rajo el estómago, me masturbo, luego separo la carne y la meto en bolsas, cubro el esqueleto con una colcha y lo hago pedazos con una maza. Lo envuelvo todo y el lunes por la mañana lo echo a la basura. Excepto el cráneo. El cráneo me lo guardé (una semana). Lo metí en lejía concentrada para blanquearlo. Quedó limpio, pero demasiado frágil y lo tiré.
«El canibalismo lo desarrolló en la última parte de su vida en libertad. Se empezó a comer los restos de las víctimas»
Ressler: ¿Arrojaste [muchos cadáveres] por el inodoro? ¿No se atascaba?
Dahmer: No, jamás se me atascó.
El apartamento de Dahmer sellado por la policía
Ressler: ¿Cómo ocurrió que empezaras a comer cadáveres?
Dahmer: Mientras desmembraba (a uno de ellos). Guardé el corazón. Y los bíceps. Los corté en pedazos pequeños, los lavé, los metí en bolsas de plástico herméticas y las guardé en el congelador; buscaba algo más, algo nuevo para satisfacerme. Después los cociné y me masturbé mirando la foto.
Ressler: ¿Y por qué barnizar los cráneos?
Dahmer:Para darles un aspecto más uniforme. Después de unas semanas, algunos no estaban tan blancos como los otros y tenían un aspecto artificial, como fabricados para un anuncio.
Técnicos retirando una tina de ácido del apartamento de Dahmer
«Dahmer coqueteó con las ciencias ocultas. Dijo que quería construir un templo para los esqueletos para lograr el éxito en el amor»
Víctimas de Dahmer
Ressler: Tuviste algo con las ciencias ocultas. ¿Era un intento de conseguir más poder?
Dahmer: Sí, pero no fue nada serio. Hice algunos dibujos. Iba a librerías especializadas en ciencias ocultas y compraba material, pero nunca hice ningún ritual con las víctimas. Probablemente lo habría hecho seis meses más tarde, si no me hubieran detenido.
Dahmer durante su adolescencia
Ressler: ¿Qué había detrás del hecho de que conservaras los esqueletos, los cráneos, el pelo, las partes del cuerpo?
Dahmer: Conservar los cráneos era una manera de sentir que había sido un desperdicio total matarlos. Los esqueletos iba a utilizarlos para el Templo, pero ésta no fue la motivación para matarlos; se me ocurrió después.
Este asesino es uno de los más recordados de la Historia
«Los esqueletos iba a utilizarlos para el Templo, pero ésta no fue la motivación para matarlos; se me ocurrió después»
Jeff se ganó la reputación de «payaso» de la clase
Ressler: Con el primer muchacho, al que intentaste convertir en zombie, no te salió bien. ¿Volviste a intentarlo?
Dahmer: Lo intenté otra vez, doblé la dosis y el resultado fue fatal. Esta vez no hubo estrangulamiento. Luego intenté inyectar agua hirviendo. Más tarde se despertó. Estaba muy aturdido. Le di más píldoras y volvió a dormirse. Esto fue la noche siguiente. De día lo dejaba allí.
Dahmer durante su detención
Ressler: ¿Hasta dónde perforaste el cráneo con el taladro?
Dahmer: Sólo hasta el hueso. Lo inyecté. Estaba dormido y salí a tomar una cerveza rápida al bar de enfrente antes de que cerrasen. Cuando volvía, le vi sentado en la acera y alguien había llamado a la policía. Tuve que pensar deprisa: les dije que era un amigo mío que se había emborrachado y me creyeron. En mitad de un callejón oscuro, a las dos de la madrugada, con la policía a un lado y los bomberos al otro. No podía ir a ninguna parte. Me pidieron el carnet de identidad y se los enseñé. Trataron de hablar con él y les respondió en su lengua. No había rastros de sangre; le examinaron y se creyeron que estaba completamente borracho. Me dijeron que me lo llevara adentro; él no quería entrar, pero entre dos agentes lo subieron al apartamento.