Robert Cornish el verdadero Re-Animator

El científico Robert E. Cornish es conocido por sus experimentos de reanimación con perros de la década de 1930, durante los que afirmó que los perros regresaban de la muerte clínica. Como quería probar un procedimiento similar en humanos, solicitó al estado de California que le permitiera realizar este procedimiento de “resurrección” con el preso Thomas McMonigle que se encontraba en el corredor de la muerte por el secuestro y asesinato de Thora Chamberlain, de 14 años.


¿En qué consistía el experimento?

El experimento se basaba en mantener la circulación de la sangre con una especie de balancín, inyectar una mezcla de solución salina, oxígeno, adrenalina, sangre, anticoagulantes y coagulantes e introducir oxígeno en la boca a través de un tubo de goma. La solicitud fue denegada y el 20 de febrero de 1948 el preso murió en la cámara de gas.

Pero Tras varios experimentos fallidos, el doctor logró en mayo de 1934 revivir a dos perros de raza foxterrier que habían sido sacrificados unas horas antes. Aunque los canes volvieron a la vida, el profundo daño cerebral que presentaban los mantenía en un estado de semiinconsciencia.

Lázaro IV y a Lázaro V, como los llamó tenían importantes daños cerebrales, una motricidad reducida, grandes alteraciones nerviosas y completa ceguera. Los perros sobrevivieron algunos meses, en los que permanecieron como mascotas en la casa de Cornish. Parece que ambos animales inspiraban terror en el resto de perros.

Visto el relativo éxito de su experimento Cornish mejoró su invento y empezó a plantearse la posibilidad de intentarlo con seres humanos. Como ofrecía una jugosa remuneración a Cornish le llegaron unos cincuenta candidatos. Un hombre de Kansas le pedía 300000 dólares a cambio del riesgo que implicaba el experimento. Cornish también intentó que los gobernadores de Colorado, Arizona y Nevada le entregaran los cadáveres de criminales condenados a la cámara de gas y recientemente muertos, pero la petición le fue denegada.

La referencia que muchos tenían en mente al oír hablar de Cornish era Frankenstein, un personaje que había protagonizado una película de la Universal en 1931. En 1935 los directores de cine Eugene Frenke y James P. Hogan le ofrecieron participar en una película sobre su vida en la que Cornish haría el papel de sí mismo. La película titulada Life Returns, también de la Universal, pasó sin pena ni gloria. Después de esta pequeña experiencia en el mundo del cine Cornish se fue retirando del mundo científico y apenas hay noticias sobre él. Poco antes de morir en 1963 sacó su propia marca de pasta de dientes.