Trastornos oscuros que sufren algunos personajes de Disney

Los personajes de Disney son siempre alegres, vitalistas, con historias que contar, y que hoy en día que se analiza todo podemos llevar a la realidad. ¿Qué síndromes o enfermedades tendrán?

Ariel y el Síndrome de Diógenes

Ariel, la sirenita que mejor canta en el mar. Y entre sus aficiones, coleccionar objetos de humanos. Traducido a nuestra realidad, podría tener el Síndrome de Diógenes. Su cueva está llena, literalmente, de un pequeño caos que podría convertirse en museo.




La Bella y la Bestia, o el Síndrome de Estocolmo

Bella, la chica lectora, inteligente, y guapa, se cambia en un castillo siniestro por su padre para que salga libre. Allí, se enamora de una Bestia un tanto extraña. Podría padecer el síndrome de Estocolmo, es una reacción psicológica a través de la cual la víctima de un secuestro desarrolla un vínculo afectivo con el responsable de su situación.



El Príncipe de la  Cenicienta, y prosopagnosia

La Cenicienta tiene su momento culminante, cuando pierde el zapato de cristal en la escalera. El príncipe que va en su busca dice que se casará con la dueña del zapato. No reconocer un rostro se conoce como prosopagnosia, una forma de agnosia visual que provoca que aquellos que la padecen sean incapaces de reconocer los rostros. Se debe a la presencia de enfermedades neurodegenerativas o a lesiones en el lado derecho de las circunvoluciones lingual y fusiforme del cerebro y afecta a un 2’5% de la población real.



Alicia en el País de las Maravillas, o el síndrome de Todd

Una de las películas más locas de la factoría Disney. Mientras hay quien relaciona la película y a su protagonista con algunas drogas, también es posible que padeciera el síndrome de Todd, sus síntomas y las extrañas vivencias por las que pasa la niña a lo largo de la historia. Puede estar asociada a otros trastornos como la migraña o la epilepsia, e incluso en algunos casos acompaña a infecciones virales y se caracteriza por la presencia de alucinaciones visuales como distorsión de los tamaños, las formas o los colores e incluso presencia de imágenes múltiples. Además, también incluye síntomas asociados a otros trastornos ya mencionados.



Rapunzel y el trastorno bipolar

Rapunzel vive en un castillo, sueña con salir pero su madre (la que ella conoce) no se lo permite. Un día entra en un ladrón, y se escapa con él. Las dudas que acompañan a la protagonista durante toda la película podría hacer que pensáramos que tiene trastorno bipolar, una enfermedad mental consistente en la presencia de cambios bruscos en el estado de ánimo, alternando periodos depresivos con momentos de exultante felicidad.




Pocahontas y la sinestesia

Pocahontas era india americana que se enamora del colono John Smith. Ella cuenta que habla con la naturaleza, que ve colores, canta… es posible que tuviera sinestesia, una cualidad que lleva a quiénes la poseen a identificar con un sentido un estímulo normalmente asociado a otro. Estas personas suelen afirmar que oyen colores, que ven sonidos o que pueden descubrir colores en el viento.



La Bella Durmiente, o el complejo que lleva su nombre

La protagonista es una niña que se cría en el bosque con unas hadas, y un día cantando encuentra a un príncipe. Tras pincharse con la rueca cae en un profundo sueño y el príncipe, que vuelve a buscarla, la despierta con un beso.

Científicamente se conoce como Síndrome Klene-Levin, se trata de un trastorno neurológico poco habitual que se caracteriza por períodos de excesivo sueño (que pueden llegar a durar semanas e incluso meses), durante los cuales se pueden sufrir alteraciones del comportamiento y amnesia.




Pinocho, o su síndrome

La película relata la vida de un muñeco de madera que cobra vida. Y que cuando miente, le crece la nariz. En la vida real no nos crece la nariz, pero algunos estudios dicen que cuando mentimos aumenta la temperatura, se inflama levemente e incluso se enrojece.