Sirenas

                                            Sirena con Tritón. Dibujo ruso anónimo




                                     Eva combinada con una sirena. Grabado, 1770



Una mujer enferma convertida en sirena, un médico montando una vaca y un boticario empuñando una jeringa forman una procesión grotesca que asusta a los niños; refiriéndose a la desconfianza del público francés ante la vacunación



                                       Una sirena: vista anterior y posterior, 1795



Fotografía de enfoque suave de un hombre o una mujer vestida de sirena con un traje muy ornamentado. El sujeto no identificado 'Gaby Guy' tiene grandes rasgos andróginos, pero probablemente parece una mujer. Postal fotográfica, 1910 y 1919



                                    Una sirena, con una escala de medición, 1757



      La sirena tras el molde de la naturaleza. Una sirena, situada sobre una roca, 1814



                                      Una sirena, con escala de medición, 1759



Folleto que anuncia la aparición de una sirena real y un tritón (capturado en Terra del Fuego). Ubicación no divulgada pero impresa en Lambeth (Phoenix Printing Office)] 1887



Una sirena grotesca, entre lujosos cojines y cortinas, y enmarcada por dos conchas, 1822



                               Mujeres nadando en el mar en Brighton, 1795-1840


                  Tres sirenas, una de ellas mostrando vista posterior y frontal, 1817



           Mujeres bañándose en el mar cerca de sus máquinas de baño, 1817-1864



                  Dos criaturas de agua dormida, similares a las sirenas, 1740-1779



Kaiser Bagh, Lucknow, India: una entrada ornamentada decorada con sirenas. Fotografía de Felice Beato, 1858



Un caballo asustado salta a través de un arroyo en cascada para escapar de dos lobos, dentro de un borde que representa sirenas, peces y otras criaturas acuáticas, 1850



                                                        Un tritón, junto al mar

                                                

                                                    Fábula del pezombre del sur

En un tiempo lejano, allí por los confines del océano, muchos valientes habitantes del tercer mundo se mutaron a peces, empujados por el hambre y la necesidad de supervivencia. Tras meses, incluso años, sin poder arribar en la tierra prometida, fueron perdiendo sus atributos humanos, se cubrieron de escamas, le crecieron branquias y se olvidaron de su vida terrestre, ante le indiferencia e incluso la satisfacción de los humanos.

En tierra los llamaron los pezombres, y los fines de semana iban a buscarlos entre los juncos, en las orillas o os puertos, donde se alimentaban de despojos, y se los enseñaban a los niños, que disfrutaban echándoles de comer.

Pasado el tiempo, la pesca furtiva y las grandes navieras acabaron con la pesca, los pezombres comenzaron a pasar hambre y salieron de su hábitat a buscar comida en la tierra. Los humanos, alarmados ante lo que consideraron una invasión, los persiguieron, pero ellos, que no habían olvidado caminar, aprendieron a escabullirse, esconderse y defenderse y, tal era su número y voracidad, que acabaron con todo lo comestible.

El último humano que sobrevivió a la hambruna creada, dejó escrito en una roca, antes de morir: «Reparte tu pan, no tu hambre», y un pezombre escribió debajo: «La maldad, más temprano que tarde, siempre tendrá replica».